Las críticas han dejado de ser desde hace mucho lo que deberían ser, críticas.
Una critica no especula lo que debiera ser o no una película. Una crítica debería centrarse inicialmente en lo que de propio tiene una película. Poco creíble para quien poco ve y espera en el desenlace el final de una historia o suceso linealmente opuesto a la realidad o lo que debería ser “la realidad” amargamente desconocida para quienes habitan esa realidad. Amargamente desconocida para quienes creen habitarla, poseerla.
He leído algunas criticas y me parece realmente tonto que pretendan situar a Birth (Reencarnación en nuestra mal traducida cartelera) dentro de un contexto de películas que califican como inusuales; y lo que es peor, que lamenten no encontrar una con que compararla, como si la validez de una película resida exactamente en los puntos de comparación y no en su interés individual. Yo me atreví no a compararla sino a remitirme al excelente film de Raoul Ruiz, “La comedia de la inocencia” que tiene en su argumento una estructura similar a “Reencarnación” en los puntos y matices psicológicos de sus personajes infantiles muy bien logrados en ambos, completamente humanos. Claro el problema reside precisamente en que “el gran publico” esperó un final “sobrenatural” cargado del pseudomisticismoparanormal de otras películas en la que al final esos precisos personajes terminan siendo fantasmas o seres poseídos extrañamente por ciertos espíritus. Aquí no sucede esto y ahí esta su atractivo, la gente construye su idea fuera del argumento psicológico del personaje y ante la complejidad pues no le queda otra que suponer lo sobrenatural y metafísico. Una relación paranormal, parapsicológica.
Ante la perplejidad y la incertidumbre Anna decide optar por lo primero y la vida se le hace mierda en un ratito, tambaleando toda la seguridad que en algún momento pretendió mostrar. Un excelente ejercicio de narración. Difícil olvidar ese largo plano cerrado que mostraba el rostro de Anna totalmente perturbada y rodeada de tantos en el teatro; en un plano que se cierra de a pocos y refleja toda la inicial angustia y tormento posterior de su personaje.
La estructura nos muestra tres elementos en la psicología a analizar en los personajes:
1. un duelo particularmente irresuelto.
2. El hechizo del que es presa Sean y trasmite luego a Anna.
3. La sistematización que abarca nuestras relaciones.
4. La fragilidad de nuestros sentimientos y pensamientos.
5. El ser humano necesita sentir; lo que sea.
¿Y que es pues el hechizo?
Bien, el hechizo es una forma extrema de la relación no igualitaria, el hechizo se caracteriza por la influencia que una persona ejerce sobre la otra, sin que esta lo sepa; este aspecto es esencial y especifico (Perrone, Nannini).
Sean utiliza en su dinámica del hechizo el poder de la palabra y sobre todo el poder de la mirada.
La palabra es el canal de estrategias más sofisticado que utiliza quien ejerce el hechizo. El lenguaje verbal dispone de una infinita gama de matices y precisiones que ha elevado el espíritu hasta el más alto nivel de abstracción. El lenguaje tiene la posibilidad de jugar con los significantes y con la lógica en los que se apoya.
La mirada es el canal más sutil e inasible. Una mirada puede movilizar emociones intensas, hacer surgir afectos o provocar resonancias incontrolables, por cuanto inesperadas y secretas.
La mirada de Sean, sostenida y cargada en todo momento acrecienta la duda, la hace mayor, y hace mayor esa incertidumbre y duda que ya no solo acompaña a Anna y compañía, sino que además acompañarán posteriormente la experiencia subjetiva de Sean que despierta paradójicamente a través de la duda y la incertidumbre nuevamente en su dialogo con quien fue la amante del Sean difunto.
Algunas críticas apelan a lo siguiente; citan exactamente:
“Su desenlace no ayuda en exceso a aclarar los propósitos de la película, si acaso no los confunde todavía más, pues es lo suficientemente abierto y ambiguo como para aumentar las dudas, planteando dos posibles alternativas, ninguna de las cuales encaja por entero con los hechos, y una tercera a la que el guión no presume señalar”.
Probablemente quien haya escrito esto tenga el cerebro realmente estrecho y lo que es peor, se atreve a señalar como general algo que particularmente el no entendió y es clarísimo: Lo explica claramente el niño en la carta final que envía a Anna; los especialistas dijeron que caí en un hechizo. Y si, el niño cayo inicialmente en un hechizo, atraído infantilmente por Anna, Sean decide inventar toda esta tragedia y relato basado en la posible reencarnación del propio Sean. Esta demás decir que el desenlace es ambiguo cuando esta clarísimo en la carta que el niño Sean escribe a Anna.
El niño Sean y su historia de la reencarnación ejercen en Anna una preparación de a pocos destinada a la paralización psicológica al final de la película, donde Anna pierde los papeles y esta dispuesta a escaparse con Sean. Anna ya no muestra la pretendida capacidad de resistencia del inicio y al final, descubierto el engaño, Anna cae irremediablemente sumida en la consecuencia del duelo abierto, irresuelto.
¿Es todo esto ambiguo? Esta claro que no hay enigmas que resolver y solo habría que entregarse a la lógica de cada personaje.