El mar y el viento eran su mejor compañía mientras las huellas de sus pasos tristes se diluían bajo una nebulosa espuma.
Dio el atardecer y ella seguía sin entender la sonrisa del viento que se dibujaba a través de la orilla y una vez más en su espuma. Es puma pensó.
El perro a su lado había perdido su botella de arena y seguía sin entender la lejanía del sol y el porqué de la oscuridad que incomprensiblemente le haría perder toda esperanza de encontrar la botella mientras ella seguía sin entender la sonrisa del viento.