El feminismo insiste en victimizar. La sociedad pide justicia. Nadie se interesa en el sujeto. Todo son las leyes y la penalización. ¿Humanidad? La sociedad exige la captura de Miguel Toledo. Quieren verlo preso. Total, ha cometido un delito. Y es uno de los responsables. Con justicia.
Pero aquí no hay victimas. Más allá de los hechos y la situación actual, hay un problema de fondo y es el de la dinámica intersexual y la co-responsabilidad que involucra la comunicación y la conducta. Es un asunto delicado y complejo. Hay un recurrencia por considerar a las mujeres como seres indefensos, como víctimas débiles de la opresión masculina, desvinculándose este argumento de aquel que fundamenta la responsabilidad y vinculación directa con cada situación que configuramos (1).
Lo que se viene es impulsar el empoderamiento de las mujeres y los cambios en su rol pasivo que permita que los valores vinculados con el victimismo y la debilidad caduquen y sean transformados en una nueva cultura femenina. La exaltación a la debilidad física y psicológica de la mujer construye una representación simbólica que posibilita y refuerza la exaltación al machismo. El interés del feminismo sigue siendo el victimizar a las mujeres y no construye otro relato. El respeto se construye en la convivencia y en el reconocimiento de la responsabilidad frente a cada situación que se presenta decisiva. Y las acciones legales son posteriores. Primero es el sujeto y la regulación de su conducta en la interacción. Los problemas son relacionales. Y su regulación (incluido el deseo) necesita dotarse de formas. Y eso debemos construir.
(1) Llevaron a cabo una reunión de empleo en un restaurante. Y una entrevista de trabajo se realiza en un centro laboral o en una agencia de empleos.
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