La tarde del 4 de agosto, la seguridad de Yanacocha (la empresa FORZA) impidió el ingreso de miembros de la Defensoría del Pueblo y la comitiva encargada de verificar los hechos en el lugar de los enfrentamientos y la muerte del campesino rondero, Sr. Isidro Llanos Chevarría. Las coordinaciones para el acto ya estaban hechas (entre GRUFIDES, la Defensoría del Pueblo, el Coronel PNP Alfonso Chavarri Estrada y la Gerencia de Asuntos Externos de la Minera Yanacocha) y verificadas pero a último momento, los miembros de seguridad de Yanacocha en comunicación y coordinaciones sospechosas con la Policía Nacional del Perú y la misma Gerencia de la minera impidió el paso y pidió una espera que no concretó lo acordado. No había orden de ingreso.
Luego la fiscalía y la policía que se encontraba ahí presente luego del levantamiento del cadáver, optó por retirarse por otra ruta distinta para evadir a la Defensoría del Pueblo y rendir las explicaciones e informes del caso.
De regreso a Cajamarca, la Defensoría se dirige a la Morgue y allí también son impedidos de ingresar a la necropsia de ley. Dentro de la morgue se encontraba una camioneta de Yanacocha, su personal de seguridad y funcionarios de la minera (Maribel Arévalo y Germán Alva). En declaraciones, el Fiscal Alfredo Rebaza informó que “no se podía establecer el proyectil o arma que causó la muerte del campesino”, puesto que “en la escena del crimen no se había encontrado ningún casquillo”.
¿Hay algo más cínico y dañino que esto?
La afirmación de un fiscal que niega los hechos documentados por los periodistas (por suerte hay pruebas en fotografía y video). Existen imágenes (que tengo en Pdf y no sé como demonios copiar para pegar aquí e ilustrar la nota. En todo caso si les interesa pueden dejar en un comment su email y se las envió para su verificación) que muestran las heridas del campesino ocasionadas por el impacto de proyectil, así como los cartuchos encontrados en la zona y que fueron utilizados por la seguridad de Yanacocha, FORZA.
Otro hecho que resulta repudiable es la versión de Yanacocha que des-informa en los medios diciendo que “el difunto era un anciano que habría muerto de un paro cardiaco cuando huía de la policía”. De igual forma argumentan que el motivo del enfrentamiento fue presionar a la empresa para que dé trabajo a los campesinos, acusando a dos dirigentes de la ronda.
La minera es la víctima.
El cinismo es uno de los tantos rostros del mal.
El mal encarna en las figuras de autoridad que responden a los intereses de la corporación minera, olvidándose del verdadero objeto de su labor. La defensa de los intereses del pueblo y la justicia.
Si son capaces de evadir y no respetar la figura de una Defensoría del Pueblo. ¿Estarán dispuestos a respetar los derechos de la población?
En complicidad con la Fiscalía y la Policía Nacional del Perú, la minera Yanacocha busca asquerosamente ocultar un condenable asesinato.
Claro, se trata solo de la muerte de un campesino, dirían.
Luego la fiscalía y la policía que se encontraba ahí presente luego del levantamiento del cadáver, optó por retirarse por otra ruta distinta para evadir a la Defensoría del Pueblo y rendir las explicaciones e informes del caso.
De regreso a Cajamarca, la Defensoría se dirige a la Morgue y allí también son impedidos de ingresar a la necropsia de ley. Dentro de la morgue se encontraba una camioneta de Yanacocha, su personal de seguridad y funcionarios de la minera (Maribel Arévalo y Germán Alva). En declaraciones, el Fiscal Alfredo Rebaza informó que “no se podía establecer el proyectil o arma que causó la muerte del campesino”, puesto que “en la escena del crimen no se había encontrado ningún casquillo”.
¿Hay algo más cínico y dañino que esto?
La afirmación de un fiscal que niega los hechos documentados por los periodistas (por suerte hay pruebas en fotografía y video). Existen imágenes (que tengo en Pdf y no sé como demonios copiar para pegar aquí e ilustrar la nota. En todo caso si les interesa pueden dejar en un comment su email y se las envió para su verificación) que muestran las heridas del campesino ocasionadas por el impacto de proyectil, así como los cartuchos encontrados en la zona y que fueron utilizados por la seguridad de Yanacocha, FORZA.
Otro hecho que resulta repudiable es la versión de Yanacocha que des-informa en los medios diciendo que “el difunto era un anciano que habría muerto de un paro cardiaco cuando huía de la policía”. De igual forma argumentan que el motivo del enfrentamiento fue presionar a la empresa para que dé trabajo a los campesinos, acusando a dos dirigentes de la ronda.
La minera es la víctima.
El cinismo es uno de los tantos rostros del mal.
El mal encarna en las figuras de autoridad que responden a los intereses de la corporación minera, olvidándose del verdadero objeto de su labor. La defensa de los intereses del pueblo y la justicia.
Si son capaces de evadir y no respetar la figura de una Defensoría del Pueblo. ¿Estarán dispuestos a respetar los derechos de la población?
En complicidad con la Fiscalía y la Policía Nacional del Perú, la minera Yanacocha busca asquerosamente ocultar un condenable asesinato.
Claro, se trata solo de la muerte de un campesino, dirían.
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