4
Ls.(22) ha cumplido años la semana pasada. En casa nadie recordó la fecha y, al levantarse, el día continuaba en la familia como si fuera normal. Llegó a la Fábrica temprano y se negó a recibir un saludo. Rechazó el almuerzo que le teníamos preparado. Solo vino a recibir su pago para comprar una caja de cervezas que deseaba tomar arriba con su gente. La gente con la que desde los 9 años estuvo involucrado en pandillas.
Ha trazado un mapa indicando el lugar donde podemos encontrarlo si nos animamos a tomar una cerveza con él. Y nos pide que recemos para que mañana este vivo.
Ls. ejerce un liderazgo sorprendente pese a su estado físico. Luego de recibir dos bala hace unos años en la pierna, cojea y su andar es lento. Le dicen El viejo y no por ser el mayor. Sus favoritos para robar han sido los ancianos. De ahí lo de viejo.
Ha tenido una sola novia.
Una rosa en tinta en la piel es el único recuerdo de su última relación amorosa.
En casa, el clima -en su extensión- es complicado. Su padre murió de una broncopulmonía.
Quizá sea una metáfora. Hace más frío adentro que afuera.
No imaginamos a Ls. robando celulares o protegiendo a toda una línea de microbuses que recorren las zonas más peligrosas de Florencia de Mora y el Alto Trujillo.
El liderazgo negativo de Ls. jala a los demás chicos que alguna vez le pidieron ser sus pupilos.
En desafío y como prueba de su tutelaje Ls. les pidió que robaran unas zapatillas y dos mochilas de los vestidores de la piscina donde hacen deporte. Los chicos lo hicieron y les costó a la mayoría un castigo. Fueron descubiertos y suspendidos por tres días de la Fábrica.
Cuando recorre su zona y atraviesa alguna calle donde un lustroso cartel advierte el corte de cabello por 3 soles, de la misma ventana aparece un cráneo que luce rubias mechas alborotadas. En el aire aparece un ruido. Una frase. Una palabra que hoy le parece graciosa. Sonríe cuando oye ¡marido! Se trata de algún travesti que lo recuerda. Quizá el mismo peluquero que compartió con Je. durante un tiempo.
5
Cuando mi compañera de internado y de labores en la Fábrica ha preguntado a Ji. (12 años) que quisiera ser cuando sea grande, este le ha respondido que faite. Le gustaría ser un buen faite. E imita el gesto de disparar señalando con el índice la cabeza de mi compañera.
Su padre fue asesinado bajo su mirada en un aparente ajuste de cuentas en una pollada un domingo.
6
Ml. de 12 años, hermano menor de Lo. y Jn. ha dejado la fábrica para trabajar en una construcción como peón y guardián nocturno por 5 soles la noche.
Cuando no aparece por la Fábrica en uno o dos días, vamos a su casa a buscarlo. Ya había dejado la fábrica anteriormente, presionado por su madre para vender caramelos. (Desde que Lo. y Ml. dejaron de alcanzarle más de la mitad de su sueldo a su madre, está empezó a sospechar que sus hijos eran explotados en la Fábrica bajo un miserable sueldo. Ahora ella recibía menos dinero que antes. Sus hijos estaban cansados de que esta se lo gaste en polladas y borracheras. Mientras ellos trabajaban todo el día). Aquella última vez, bajamos con él de un micro. Nosotros como pasajeros y el como un niño que se gana la vida honradamente vendiendo caramelos.
Ml. es único como los demás y le hacen falta solo tres minutos para hacerse adorable. Para ser objeto de todos los cariños y las atenciones de quienes visitan la Fábrica para hacer algún reportaje. Es el engreído. Y lo sabe. Y se muestra intocable. Poderoso. Con derecho a hacer lo que le viene en gana. Como un ángel que ha perdido su cielo.
7
Ls.(22) ha cumplido años la semana pasada. En casa nadie recordó la fecha y, al levantarse, el día continuaba en la familia como si fuera normal. Llegó a la Fábrica temprano y se negó a recibir un saludo. Rechazó el almuerzo que le teníamos preparado. Solo vino a recibir su pago para comprar una caja de cervezas que deseaba tomar arriba con su gente. La gente con la que desde los 9 años estuvo involucrado en pandillas.
Ha trazado un mapa indicando el lugar donde podemos encontrarlo si nos animamos a tomar una cerveza con él. Y nos pide que recemos para que mañana este vivo.
Ls. ejerce un liderazgo sorprendente pese a su estado físico. Luego de recibir dos bala hace unos años en la pierna, cojea y su andar es lento. Le dicen El viejo y no por ser el mayor. Sus favoritos para robar han sido los ancianos. De ahí lo de viejo.
Ha tenido una sola novia.
Una rosa en tinta en la piel es el único recuerdo de su última relación amorosa.
En casa, el clima -en su extensión- es complicado. Su padre murió de una broncopulmonía.
Quizá sea una metáfora. Hace más frío adentro que afuera.
No imaginamos a Ls. robando celulares o protegiendo a toda una línea de microbuses que recorren las zonas más peligrosas de Florencia de Mora y el Alto Trujillo.
El liderazgo negativo de Ls. jala a los demás chicos que alguna vez le pidieron ser sus pupilos.
En desafío y como prueba de su tutelaje Ls. les pidió que robaran unas zapatillas y dos mochilas de los vestidores de la piscina donde hacen deporte. Los chicos lo hicieron y les costó a la mayoría un castigo. Fueron descubiertos y suspendidos por tres días de la Fábrica.
Cuando recorre su zona y atraviesa alguna calle donde un lustroso cartel advierte el corte de cabello por 3 soles, de la misma ventana aparece un cráneo que luce rubias mechas alborotadas. En el aire aparece un ruido. Una frase. Una palabra que hoy le parece graciosa. Sonríe cuando oye ¡marido! Se trata de algún travesti que lo recuerda. Quizá el mismo peluquero que compartió con Je. durante un tiempo.
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Cuando mi compañera de internado y de labores en la Fábrica ha preguntado a Ji. (12 años) que quisiera ser cuando sea grande, este le ha respondido que faite. Le gustaría ser un buen faite. E imita el gesto de disparar señalando con el índice la cabeza de mi compañera.
Su padre fue asesinado bajo su mirada en un aparente ajuste de cuentas en una pollada un domingo.
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Ml. de 12 años, hermano menor de Lo. y Jn. ha dejado la fábrica para trabajar en una construcción como peón y guardián nocturno por 5 soles la noche.
Cuando no aparece por la Fábrica en uno o dos días, vamos a su casa a buscarlo. Ya había dejado la fábrica anteriormente, presionado por su madre para vender caramelos. (Desde que Lo. y Ml. dejaron de alcanzarle más de la mitad de su sueldo a su madre, está empezó a sospechar que sus hijos eran explotados en la Fábrica bajo un miserable sueldo. Ahora ella recibía menos dinero que antes. Sus hijos estaban cansados de que esta se lo gaste en polladas y borracheras. Mientras ellos trabajaban todo el día). Aquella última vez, bajamos con él de un micro. Nosotros como pasajeros y el como un niño que se gana la vida honradamente vendiendo caramelos.
Ml. es único como los demás y le hacen falta solo tres minutos para hacerse adorable. Para ser objeto de todos los cariños y las atenciones de quienes visitan la Fábrica para hacer algún reportaje. Es el engreído. Y lo sabe. Y se muestra intocable. Poderoso. Con derecho a hacer lo que le viene en gana. Como un ángel que ha perdido su cielo.
7
An. es uno de los últimos jóvenes incorporados a la Fábrica. Ha empezado a tener pesadillas. En ellas aparece Ls. con un cuchillo o un revólver amenazándolo, intimidándolo e increpando su rápida adaptación en la Fábrica confeccionando y vendiendo escobas. Rechazando su buena conducta y notoriedad en la última semana.
An. teme que esto suceda en algún momento. Que vaya a ser tomado por los más vagos como causita por su buena conducta. Y con esto se originen nuevos problemas.
Ha empezado a faltar al trabajo aduciendo una enfermedad. Ha vuelto con el mismo escozor en la ingle con que llegó de la selva. Un bulto con terminación pusiana. Un bulto que con el tiempo iba a desaparecer. Eso le dijeron los médicos en la selva.
Y el bulto sigue ahí, infectado. Ha ido al médico. Y el médico en la costa le ha dicho de qué se trata. El no termina de entenderlo.
Acaba de comprender con nuestra ayuda lo que significa una sífilis. Pero el significado es corto. Pasa su tiempo en internet digitando en Google la palabra sífilis.
8
La llegada de Cs. (23 años), como gerente en su imaginación de humano mentalmente distinto, empezaba a complicar las cosas. Cs. tiene un ligero retraso mental. Era constantemente provocado en su diferencia y generaba las burlas de Ls. y Lo. y del resto de chicos progresivamente, desde los mayores hasta los más pequeños que han empezado también a burlarse de Cs. A practicar la crueldad y la burla en su interacción.
Luego de comentar y explicarles porqué Cs. es distinto, los chicos comienzan a mostrarse sensibles frente a la diferencia.
9
Fo. (15 años) oye voces. Las voces del demonio. El estrés ha desatado lo que parece ser la expresión de una psicosis esquizofrénica.
Desde hace un mes viene escuchando las voces del diablo que intenta hacerle daño, anunciándole además el fin del mundo. La llegada del Apocalipsis.
Fo. ha conseguido mitigar sus alucinaciones ingresando a una iglesia evangélica y leyendo diariamente la Biblia para contrarrestar los mensajes del demonio.
Fo. ha intentado confundir, temeroso, sus alucinaciones con un sueño.
Pero acaba de reconocer que todo es real. Aquellas voces se producen en la realidad de su mente.
Este último mes, Fo. ha perdido peso y su aliento es insoportable. Su aspecto es calavérico. Llega a trabajar con unas ojeras enormes y la órbita de sus ojos pronuncia cada vez más un rostro enfermo. Rasgos del insomnio y el temor provocado por las alucinaciones.
La docilidad de la timidez de Fo. ha sido utilizada por Lo. y Ls. para molestarlo diariamente. Ls. le dice “tu eres mi mujer, mi hembra” y Lo. “maricón de mierda, avívate”.
Desde nuestra llegada, con trabajo psicológico y entrenamiento en oratoria y habilidades sociales, Fo. aumentó considerablemente sus ventas aunque aun sigue mostrando lentitud en la confección. Ambas son actividades distintas. Una social y la otra individual y solitaria.
Pero ha logrado un cambio significativo en lo que más le interesaba y le venía trayendo dificultades; la interacción social. Vencer la inseguridad y su extremada timidez con ensayo en las ventas.
En la terapia de grupo, luego de iniciar el contacto y provocar una pequeña crisis emocional, intento producir un diálogo imaginario entre Fo. y su padre que desde pequeño lo califica de tonto e idiota cada vez que este realiza una acción. Me asomo al oído de Fo y susurro aumentando cada vez el tono de mi voz y agresividad las palabras tonto e idiota, emulando y recordando a su padre, intentando traer su figura al espacio y provocando la furia de Fo. que hace puño y golpea rudo el piso. Para que no se haga daño golpea los cojines y grita ¡basta!, ¡deja de llamarme idiota, no soy un idiota, cállate. Yo soy un buen niño!
Fo. está dirigiéndose imaginariamente a su padre y logra explotar, mostrar toda la cólera reprimida en su presencia. Logra completar el contacto y el ciclo de la experiencia. Se calma. Quiere compartir su experiencia y sus sentimientos. Lo que en terapia llamamos el darse cuenta. Pide hablar y, él, que normalmente es tartamudo, empieza a fluir. Habla claramente y en tono alto. Dirige la mirada al grupo. Narra un sueño que parece parte de un delirio pseudomístico en el que aparecen ángeles y demonios que le anuncian el fin del mundo. La llegada del Apocalipsis. Y todos escuchan atentos a Fo. por primera vez. Nadie se atreve a reír o interrumpir el curso de su relato. Fo. fluye en el lenguaje y se le ve confiado. Por primera vez ha sentido que puede tomar el poder dentro del grupo. Que puede ser respetado.
Cita pasajes bíblicos con una memoria sorprendente que nos deja a todos perplejos.
10
Mi. tiene 18 años.
Cuenta que descubrió ella misma que su primo es en realidad su hermano.
Su madre una mañana se cortó el dedo mientras picaba la cebolla. Ella aprovechó el momento para recoger unas gotas de sangre.
Su primo, otra mañana, se cortó el dedo mientras cortaba madera. Ella aprovechó el momento para recoger unas gotas de sangre.
Fue directo al laboratorio médico. Dejó las muestras de sangre y al día siguiente los resultados arrojaron su sospecha. La sangre de su primo era compatible con la de su madre. El laboratorista afirma que tienen el “mismo gen”. El mismo ADN. Tiene un hermano. Su madre lo ocultó durante todo este tiempo. No se lo contó a nadie. Ella lo acaba de descubrir.
Todo esto es parte de la imaginación de Mi. A menudo inventa historias con las que pretende captar afecto. Su madre dice que es una mentirosa. Y todos dicen que es una loca. Que habla huevadas.
Acabo de conversar con ella y su madre. Su madre solo desea que deje de mentir. Mi. calla y niega con la cabeza.
Al final de nuestro encuentro me pide tiempo para confesar un secreto descubierto y por el cual considera que su madre es una cínica con pretensiones morales, mucho más mentirosa que ella.
Mi. confirma haber descubierto que su madre tiene un hijo. Que ella no es la única. Que este capítulo termina con el comienzo.
1 Comments:
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