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1 comments | domingo, setiembre 18, 2005

Volvamos al encuentro de Sumire y Myù.
A Myù le sonaba el nombre de Jack Kerouac, y también recordaba vagamente que era un escritor. Sin embargo, no le venia a la memoria que tipo de escritor era.
_ Kerouac. Kerouac…. ¡Ah! Ese debe ser un sputnik, ¿verdad?
Sumire no logró comprender a que venía aquello. Con el cuchillo y el tenedor suspendidos en el aire, reflexionó unos instantes.
_ ¿Sputnik? ¡Pero si el Sputnik es un satélite artificial soviético, el primero que fue lanzado al espacio, en la década de los cincuenta! Y Jack Kerouac es un escritor americano. Claro que la época si coincide, pero…
_ ¡Ah, ya! ¡Por eso deben de llamar así a esos escritores de entonces! – dijo Myù, mientras dibujaba con la punta del dedo círculos en la mesa como si rebuscara algo en el fondo de un jarrón de forma peculiar lleno de recuerdos.
_ ¿Sputnik…?
_ Sí, mujer. Es el nombre de una corriente literaria. Hay muchas de esas, como diríamos…, escuelas, ¿no? Como la Shirakaba- ha.*
Sumire, entonces, cayó finalmente en la cuenta.
_ ¡Beatnik!
Myù se enjugó las comisuras de los labios con la servilleta.
_ ¡Beatnik! ¡Sputnik!... Siempre olvido esos términos. Que si la Restauración Kenmu,** que si el Tratado de Raparo…*** De todas formas, hace ya mucho de eso, ¿no?
Durante unos instantes, reino un ligero silencio, como una alusión al paso del tiempo.
_ ¿El Tratado de Raparo?- preguntó Sumire.
Myù sonrió. Fue una sonrisa intima, añorada durante largo tiempo, como arrancada del fondo de algún cajón. La manera de fruncir los ojos fue maravillosa. Después alargó la mano y, con sus cinco largos y finos dedos, despeinó un poco más aún el alborotado pelo de Sumire. Fue un gesto tan natural y espontáneo que Sumire, sin querer, le devolvió la sonrisa.

A partir de aquel momento, y en su fuero interno, Sumire empezó a llamar a Myù “Sputnik, mi amor”. Sumire amaba la resonancia de esa palabra. Le traía a la memoria la perra Laika. El satélite artificial atravesando en silencio la oscuridad del espacio. Las dos negras y brillantes pupilas de la perra atisbando por el pequeño ojo de buey. ¿Qué debía de mirar en aquella soledad infinita del cosmos?

* Nombre de una escuela literaria cuyos miembros se agrupaban alrededor de la revista Shirikaba, que empezó a publicarse en 1910. la postura de estos autores era muy idealista frente a los cambios que estaba experimentando la sociedad japonesa de la época. La mayor parte de ellos eran hijos de familias nobles. De carácter cosmopolita, se interesaban más por el arte internacional que por el japonés y querían en el valor positivo del individualismo.
** Kenmu no chùkò, en japonés. Instaurada por el emperador Godaigo en 1933 tras derrotar al gobierno de Shogunato da Kamakura.
*** Se refiere al Tratado de Rapallo (Raparo no Jòyaku), firmado entre Alemania y Rusia el 16 de abril de 1922.

1 Comments:

Blogger Chente said...

Increible ese libro, cuadros muy bien pintados, mistico, desafiante, intenso...

10:32 a. m.

 

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