¿De qué hablamos cuando hablamos de Raymond Carver?
Parece confirmarse el rumor: hay un hombre detrás de los cuentos de Raymond Carver.
Parece confirmarse el rumor: hay un hombre detrás de los cuentos de Raymond Carver.
Aquella señal de impostura ha sido investigada por el novelista (además filósofo y periodista) Alessandro Baricco, en un artículo publicado en la web.
A Carver le rehicieron muchas veces “la plana”. Y el resultado es siempre totalmente contrario. Gran parte de los finales son en comparación giros absolutamente radicales.
Baricco nos muestra los contrastes entre original carveriano y el texto revisado y publicado con los cambios hechos por Gordon Lish, su editor.
A Carver le rehicieron muchas veces “la plana”. Y el resultado es siempre totalmente contrario. Gran parte de los finales son en comparación giros absolutamente radicales.
Baricco nos muestra los contrastes entre original carveriano y el texto revisado y publicado con los cambios hechos por Gordon Lish, su editor.
¿Qué tiene que ver Carver con sus cuentos?, es la gran pregunta que parece resolver Baricco: Descubrir que uno de los máximos modelos de la cultura narrativa contemporánea es un modelo artificial. Nacido en laboratorio. Y sobre todo: descubrir que el mismo Carver no estaba capacitado para mantener aquella mirada impasible sobre el mundo que sus cuentos ostentan. Más bien, en cierto modo tenía el antídoto contra aquella mirada. La esbozaba, quizás hasta la haya inventado, pero después, entre líneas y sobre todo en los finales, la cuestionaba, la apagaba. Como si tuviera miedo. Construía paisajes de hielo pero luego los veteaba de sentimientos, como si tuviera necesidad de convencerse que, a pesar de todo aquel hielo, eran habitables. Humanos. Al final, la gente llora. O dice te amo. Y la tragedia es explicable. No es un monstruo sin nombre. Gordon Lish tuvo que intuir, por el contrario, que la visión pura y simple de aquellos desiertos helados era lo que aquel hombre tenía de revolucionario. Y era lo que los lectores tenían ganas de que se les narrara. Borró minuciosamente todo lo que podía calentar aquellos paisajes y, cuando era necesario, añadía aún más hielo. Desde un punto de vista editorial él tenía la razón: construyó la fuerza de un verdadero y propio modelo inédito.
¿Cuánto de aquel estilo reverenciadamente carveriano es verdaderamente carveriano? Comparando los estilos y finales podemos llegar a una conclusión. Contraria. Inversa. ¿Qué escribía realmente Raymond Carver?
Lo resuelve Baricco: Se necesitaría ver todos los otros cuentos, estudiarlos seriamente. Pero regresé con la idea de que aquel hombre, Carver, tenía en la cabeza algo terrible pero también fascinante. La idea de que el sufrimiento de las víctimas es insignificante. Y que el residuo de humanidad que hierve bajo esta zona glacial está custodiado por el dolor de los verdugos. ¿Si así fuera, no residiría en esto su grandeza?
Lean aquí la nota de Baricco: http://chanove.rupture.net/baricco.htm.
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