Estamos a puertas de un hecho histórico (nos guste o no nos guste) para la ciudad de Trujillo. Se clausuran decenios de tradición, municipalidad, burocracia, intereses y peor gestión aprista.
Pero recuerden todos aquellos que observan al Benefactor con goce y admiración, aquellos que no dudan en repetir nuevamente su nombre o su grado en vez de su nombre con ánimo pretendida y soberanamente personal en sus intereses; aquellos que aun creen en el desprendimiento y la caridad como verdadero acto de voluntad bondadosa y filántropa:
“El acto de bondad es de virtud indudable solo cuando se ejerce de manera completamente anónima, ya que es la única exenta del pecado de la vanidad o del cálculo de un beneficio ulterior”. (Pablo Ruiz)
Observaremos nuevamente sin cierto e incierto asco como festeja el mismo grupo de comechados y chupamedias que buscan estar siempre de lado del poder patógeno de la política peruana y los intereses personales; que no entienden de otra práctica e ideología .
A la espera, cualquier resultado será una pena.
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